Es hora de ir cambiando… Comprometiendose
08 marzo, 2015

Es hora de ir cambiando… Comprometiendose

POR / Hace 9 años

Para FUNSALPRODESE Hablar de la mujer en El Salvador, es hablar de mujeres voluntariosas, laboriosas, responsables y comprometidas con sus comunidades, que viven su cotidianidad en condiciones extremas de cansancio y en una permanente lucha contra las carencias, la discriminación y la violencia y resolviendo las responsabilidades que la sociedad patriarcal les ha impuesto históricamente, condiciones que se han profundizado, con la anuencia de los gobiernos anteriores y sus políticas discriminatorias y poco inclusivas. Condiciones que en los últimos seis años van cambiando gracias a las políticas que el anterior y actual gobierno han elaborado y ejecutado los cuales contiene diversas acciones afirmativas hacia las mujeres, y que están brindado nuevas oportunidades de desarrollo individual y colectivo, posibilitando procesos de empoderamiento de las mujeres, contribuyendo así a disminuir las brechas de género.

Asimismo, se han venido realizando acciones que permiten posicionar el tema en las agendas de un importante número de espacios de incidencia política, acciones que van dando resultados positivos, aunque todavía insuficientes, de bajo impacto y con vacíos. Un ejemplo claro de esto es la disposición Artículo 37 de la Ley de partidos políticos propuesta por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), de incluir como requisito de inscripción de listas de concejos, diputaciones asamblea legislativa y PARLACEN para las elecciones 2015 al menos un 30 % de candidaturas femeninas. Por esta razón es válido que nos preguntemos ¿qué tanto se ha avanzado en la participación ciudadana de las mujeres ¿Qué falta por hacer?

Lo anterior sugiere pensar que las condiciones para la participación de las mujeres se están creando, es decir se están cosechando los logros de esas luchas anónimas y otras que han realizado mujeres como Prudencia Ayala quien a principios del siglo XX logra presentar su candidatura a la Presidencia de la República en el contexto de una sociedad conservadora promoviendo con esto un debate público sobre la pertinencia o no de que la mujer tuviera esos derechos como ciudadana. Debemos reconocer que se ha avanzado, pero igualmente debemos reconocer que aún hace falta trascender la etapa del empoderamiento de las mujeres y transitar hacia el ejercicio real de los derechos, condición que a su vez tiene a la base la autonomía de las mismas, entendiéndola como “un conjunto de hechos concretos, tangibles, materiales, prácticos, reconocibles, y a la vez es un conjunto de hechos subjetivos, simbólicos”1.

Por lo tanto la construcción de la autonomía a la que FUNSALPRODESE apuesta es aquella que se da en los procesos vitales como los económicos, sexuales, ideológicos, culturales, políticos, aunque reconocemos que las acciones con enfoque de género que hacemos desde las instituciones tanto gubernamentales como no gubernamentales se enfocan generalmente en las mujeres, en su autoestima, talleres vocacionales y oficios, en algunos casos se exige orientarlas a tareas no tradicionales, pero no se evalúa si la mujer, la familia y la sociedad están preparados para recibirla en su ámbito productivo y si tendrá igualdad de oportunidades que un hombre con su mismo desarrollo.

Al analizar nuestro trabajo por momentos pareciera que no avanzamos en los procesos de independencia y autonomía de las mujeres por todas las limitantes, resistencia y regresiones que se dan en su entorno, tanto en el ámbito privado como público, olvidándonos de la realidad, donde permanentemente se le excluye de los procesos de desarrollo de manera directa o indirecta.

De allí la necesidad de buscar nuevas estrategias orientadas a transformar las relaciones de género, a través de una movilización de la sociedad, para que promueva procesos de información, negociación y toma de acuerdos de todos los sectores y actores sociales. Es decir, que es necesario realizar acciones encaminadas a que los hombres sean aliados en esta transformación y compartan no solo el trabajo reproductivo sino que, se integren, en todas las tareas familiares comprendiendo la necesidad de democratizar las relaciones de género en todos los ámbitos.

Es por eso que este 8 de marzo, se develan nuevos retos individuales y colectivos para hombres y mujeres que implica la toma consciente de compromisos que permitirán ir cambiando la sociedad en que vivimos, transformándola en una más justa y más democrática.

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