¿Cuáles son los sueños de la Juventud de El Salvador?
12 agosto, 2014

¿Cuáles son los sueños de la Juventud de El Salvador?

POR / Hace 10 años

Hace algunos días durante las vacaciones agostinas, tuve una pequeña conversación respecto a los sueños y el futuro con un muchacho de mi comunidad, Juan Carlos es un joven de 19 años de edad quien trabaja para su sostenimiento desde los 10 años, debido a que su madre lo abandono y su abuela materna asumió la responsabilidad de su crianza, en estas fechas que para algunos es feriada este joven aprovecha para ganarse algún dinero extra, en relación al trabajo que diariamente hace y que le servirá no solo para sus gastos sino para los de su familia que es numerosa en hermanos menores y tíos que viven en la misma casa; platicando sobre su futuro y sus sueños me dice “quiero terminar el bachillerato (acelerado) y entonces buscar un trabajo, cualquiera que sea, pero que me dé un ingreso permanente y que pueda descansar, hacer otras cosas que me gustaría…”, además agrego: “ no sé porque me toco una familia donde no puedo hacer nada, ni deporte, ni estudiar ni nada, menos mal que en estos años me han dado (en la escuela) uniforme y los útiles sino quien sabe hasta dónde hubiera llegado con los estudios…ahora tengo que aguantar el bachillerato…después, lo único que quiero es tener un buen trabajo”. Cabe destacar que durante su niñez muchas veces le toco priorizar el trabajo por el estudio por lo caro que le resultaba asumir todos los gastos (zapatos, útiles, transporte, etc.) no solo los de él sino la de los hermanitos.

Esta conversación es una revelación de toda una generación de adolescentes y jóvenes de esta época, que les ha tocado vivir lo más crudo del sistema capitalista el cual ha orillado a las familias de bajos recursos económicos a una lucha diaria por la sobrevivencia, donde el estudio y los sueños tienen poca cabida para dejar paso al desaliento. El cambio de gobierno del 2009 y el gane de Mauricio Funes abrió una ventana para dar esperanza y aliviar un poco la carga de estas familias que viven en la precariedad, con el impulso de los programas sociales que han venido a beneficiar a las y los jóvenes como Juan Carlos, ayudando a que se mantengan en la escuela y se alejen de las calles; sin embargo aún queda mucho por hacer, el camino apenas recién empieza porque dentro de los sueños de esta generación el estudio no cuenta en su lista de prioridades debido a las condiciones materiales en las que sobreviven, y su sueños están relacionados a encontrar ingresos que les permita más que sobrevivir tener un mejor vida, una vida digna diferente a la que afrontan ahora.

Por esta razón la escuela pública está obligada a transformarse a corto plazo, en el lugar donde los sueños se hagan posibles desarrollando experiencias educativas vinculadas a la vida “Educar para vivir”, no solo en la generación de conocimientos sino en las habilidades y destrezas que les brinden la oportunidad de generar ingresos y que las frases como “ aguantar” que es como decir: “sobrevivir a esto que no me dará ningún beneficio” sean trasformadas en esperanza, en combate al desánimo, en alegría por la vida y el aprendizaje; el buen vivir no debe constituirse en una frase en abstracto, sino en la bandera de lucha que se ondeé en los centros de estudio, donde las y los adolescentes y juventud puedan concretizar sus sueños.

En la lógica de contribuir a cambiar la dinámica que obstaculiza el desarrollo de la niñez, adolescentes y jóvenes FUNSALPRODESE asume un compromiso ético y político para trabajar en coordinación y alianza con instancias del gobierno nacional, gobiernos municipales, organizaciones sociales juveniles y comunitarias para dinamizar en conjunto procesos que coloquen a estos grupos poblacionales en una dinámica se seres humanos portadores de derechos y por tanto ciudadanas y ciudadanos, no en el futuro sino en el presente.

Para FUNSALPRODESE estos grupos poblacionales son y deben ser asumidos como sujetos de derechos, con capacidad para participar en la construcción del desarrollo y en la democratización de las sociedades, de manera que es pertinente facilitar su involucramiento en los procesos de toma de decisiones, teniendo en cuenta sus edades y responsabilidades, en aquellos aspectos relacionados con políticas públicas que les beneficien o afecten; así como a tener en cuenta su opinión en la definición de programas y proyectos dirigidos hacia ellos y ellas.

Por: Mhaydee Recinos

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